noviembre 21, 2006

C: El Regalo

Casi siempre llegaba a su casa entre las nueve y diez de la noche. Simple, sencilla y programada vida. Le gustaba recostarse en su sofá mientras escuchaba música, hasta que le parecía hora de dormir. Esa noche llegó a las 9:22pm.

La ventana, desde el tercer piso, veía al oriente. Afuera un gran árbol del Balso, calles de casonas antiguas, grandes banquetas con flores y vida: el barrio Prado de Medellín. Dante prefería vivir sus calles por la noche, cuando los ruidos de la ciudad se perdían en zumbidos lejanos de autobuses con motor diesel. El barrio había sido nombrado como su similar de la ciudad de Barranquilla, imitando también los estilos neoclásicos en sus pórticos y balcones. Sus aceras siempre llenas de verdor, deleitaban al transeúnte con los aromas de las flores que pernoctaban bajo la luna, silentes testigos de las figuras que vagan por la noche. A Dante le parecía el lugar más transparente del centro, sobre todo después de la llovizna.

Dante se detuvo un momento a mirar la calle desde su ventana. El farol iluminaba el pasto y las ramas que se extendían por la acera, allá abajo. Era una noche especialmente silenciosa. Una moto pasó zumbando. Mientras se alejaba, se escuchaba en el aire el vibrar de unas campanillas agudas. Dante disminuyó el volumen de la música al percatarse que los ecos aún resonaban. Se asomó por la ventana, apenas perceptibles, pero ahí seguían, con su parsimonioso tintineo. Dante comenzó a buscar el origen de las campanas. No venían del interior de la habitación ni de las habitaciones contiguas y pronto descubrió que sólo las escuchaba desde la ventana.

Comenzó la lluvia, tenue y suave como velo cayendo por la colina. Dante sintió que las calles se lavaban el cansancio. Las pocas figuras que caminaban desaparecieron, dejando sólo la brisa, el asfalto y el pasto. Dante miró la cornisa de su ventana. Tres semillas del árbol del Balso habían volado hasta su habitación. “Cascabeles, ¿no?” se dijo Dante. Como un impulso las retiró de la lluvia, colocó algodón en un vaso y ahí las depositó.

El viento pronto disipó las nubes, y la luna brilló llena, bañando la habitación desde la ventana. Dante se acostó sin sueño, las campanillas habían dejado de sonar. Esa noche soñó que su tía Ana había venido a pedirle las semillas como encargo de un rajá, ya que contenían el secreto para poder encontrar una invaluable joya.

Lo primero que hizo al levantarse fue ir a mirar el vaso de las semillas. Dante no daba crédito, primero pensó que todavía estaba dormido, las semillas no estaban por ningún lado. Después de buscarlas por toda la habitación, salió con prisa de su casa a tomar el bus. Contó tres estrellas pintadas en el piso camino al trabajo, olvidó pronto y el día transcurrió sin contratiempos.

Llegó a su casa a las 9:15pm. Puso música y se tiró en el sillón. Pasado un rato se acercó a la ventana. Miró el vaso de las semillas y tuvo un suspiro involuntario, ahí estaban otra vez. Comenzó a observarlas con mucho detenimiento, preguntándose cómo habían desaparecido y vuelto a aparecer así. “Descaradas” pensó Dante. Las semillas seguían en su mente, y se inventó miles de historias para explicarse el hecho. Ladrones, ánimas, duendes, ángeles, pájaros y hasta el ratón de los dientes figuraron en su listado de sospechosos. Después de mucho pensarlo ya toda la situación comenzó a provocarle risa y sólo las siguió contemplando.

Esa noche la luna volvió a resplandecer en la ventana. Dante soñó que tres hadas descendían del árbol del Balso, pequeñas y esbeltas, con alas de mariposa radiando la inconfundible florescencia de la naturaleza. Dejaban ecos de suaves campanas tras sus aleteos. Llegaron hasta el vaso de la ventana, dónde ahora había un pequeño tallo del árbol, y se quedaron revoloteando a su alrededor.

Esa mañana no le sorprendió que las semillas volvieran a desaparecer. De hecho era algo que deseaba. Lo que si lo extraño fue la aparición de un pequeño tallo del árbol, demasiado grande y hermoso para haberse gestado en una noche con luz de luna.

Salió a tomar su bus rumbo al trabajo. Ese día pensó varias veces en las semillas. Regresó a las 8:40pm esta vez. Al llegar, corrió a la ventana a buscar el vaso. Ahí estaba, con el tallo, pero sin semillas. Dante se sintió decepcionado, pero aún así, no pudo dejar de sentir simpatía por el retoño. A partir de ese día, comenzó a ponerle agua todas las noches, y aunque las semillas nunca volvieron a volar hasta su habitación, Dante siempre coloca el tallo cerca de la ventana, dónde la luna y el árbol del Balso puedan verle.



Para Andrés, por el tiempo y el espacio común.

noviembre 12, 2006

II. Santa Fé de Bogotá

Bogotá vibra a 2640 m sobre el mar con sus más de 6 millones de habitanes. La humedad se respira, los cerros de Monserrate y Guadalupe observan silenciosos la urbe que se extiende en el Oeste. Hace 470 años que fue fundada por Gonzálo Jiménez de Quezada como Santa Fé, aunque en el valle habían asentamientos indígenas. La candelaria es el centro histórico y cultural de la ciudad, sus edificios hablan de la colonia y la riqueza del oro. Hoy alberga galerias de arte, bibliotecas, museos, universidades y cafés; en este barrio conviven la vida cultural, política y de negocios de la capital. La plaza bolívar es el corazón simbólico de la Candelaria, ahí se encuentra la catedral, la alcaldía de la ciudad, que según me informaron, es idéntica a la de Madrid, el palacio de justicia y el capitolio.

El Museo del Oro es un símbolo nacional, muestra la brillante orfebrería precolombina, impresionantes dijes, pulseras, pecheras, puntas de bastones, coronas y más objetos que elaboraban los antiguos pobladores de este valle y de otras regiones de Colombia. El Museo del Banco de la República comprende la Casa de la moneda, el museo de arte moderno de la répública y el museo Botero, con una colección personal que incluye a otros pintores y escultores de renombre mundial. Ambos museos son una muestra de la importancia que la ciudad da al fomento de la cultura.

Caminando por sus calles, se siente la lluvia en el rostro, que es un elemento de convivencia constante . Hay veces que parece que la gente ha olvidado la lluvia, y siguen recorriendo las húmedas aceras de Santa Fe. En las noches, la candelaria es tomado por sus habitantes en cafés, bares y plazas al este y oeste de la carrera séptima. Sacos largos, abrigos, bufandas y gorros se ven portados por toda la ciudad, sin embargo Bogotá no se caracteriza precisamente por la alegría de su gente. La torre Colpatria muestran otra rostro aèreo de la ciudad. Desde dicha torre hasta el Museo Nacional, la septima atravieza parques, centros de convenciones, el planetario, el museo de arte moderno, bibliotecas y la plaza de toros.

Caminando por la Carrera 11 entre la 100 y la 70 aproximandamente està la zona rosa de la ciudad. Área de negocios, oficinas, restaurantes, centros comerciales y parques. Cada esquina de la cr 11 tiene una sombrilla multicolor con frutas picadas. Hombres de traje y mujeres de gabardina caminan con prisa conviertiendo la carrera en pasarela. El parque de la 93 está llena de cafés, bares y restaurantes con terrazas de techos y paredes transparentes, sillas y mesas de lineas delgadas, con el acero predominando en escena. Caminando por el àrea puedes encontrate con parques que alternan hortencias, orquìdeas multicolores, pinos y cesped. No faltan los canales con bancas de piedra dònde la gente se sienta a tomar un tinto o a fumar un cigarrillo. Esta es el àrea de los grandes bancos, casas diseñadoras y corporaciones. Hay manzanas completas de casas tipo chalets recubiertas de ladrillos con dos plantas, chimeneas y blancas ventanas que sobresalen en medios hexagonos de la fachada, como barrios ingleses o alemanes.

El espìritu cosmopolita de Bogotà rescata lo propio, lo colombiano, mientras mira al exterior y proyecta su cultura al mundo. Bogotà, la atenas americana.

F: Santa Fé de Bogota 2










F: Santa Fé de Bogotá










noviembre 06, 2006

F: Plaza Mayor y àreas aledañas, Medellin 2

Èste y el post siguiene son fotos del àrea, les recomiendo que primero vean el anterior y luego este. Este es el centro Administrativo "La alpujarra", las oficinas departamentales estàn aquì ubicadas.
Este es uno de los miradores que tiene el río Medellìn, que cruza la ciudad de Norte a Sur.
Saludos...
Las columnas de las que hablo en el siguiente post
Un detalle de la torre de la iglesia del Sagrado Corazòn.
Este es un pasillo que està al lado del museo Interactivo de EEPPM, es como un mini Papalote, Museo del Niño.

F: Plaza Mayor y àreas aledañas, Medellin

Bien, pues aquí algunas fotos de la ciudad. Me habìa tardado, pero al fin las subo. Esto es una porqueria, no puedo subir muchas a la vez... asì que serà en varias entradas, ni modo:

Esta es una vista desde la plaza de los pies descalzos, en el centro de la ciudad.


El parque pies descalzos, esta y la que sigue. Llegas, te quitas los zapatos y los metes a los espejos de agua que tiene la plaza. Hay tambièn unas columnas que arrojan agua dònde los niños se meten a jugar.
Este es el Teatro metropolitano, visto desde la plaza mayor.
Esta es la iglesia del Sagrado corazòn.
Este es el edificio inteligente de Empresas Publicas de Medellin (EEPPM), esta es una empresa paraestatal que brinda servicios de agua, luz, telefono, internet y television por cable. A diferencia de las paraestatales mexicanas, esta empresa es muy biena, brinda servicio a casi toda la ciudad, tiene los mejores estàndares de rendimiento y producciòn y es modelo de referencia para empresas de otros paìses (a ver si aprenden algo los de la CFE).


Esta es llamada "la caja de Madera", està en el centro de convenciones "Plaza Mayor"
Esta es otra vista del Teatro Metropolitano, aquì se presentò a Madredeus hace como un mes... no fui.